Presencia Literaria

Ha de fluir el verbo en la corriente del extenuado cuerpo que, al final de las vidas, siempre se abre hacia el mar: Sus olas de amor estremecidas

jueves, septiembre 28, 2006

LLUVIA CELESTE PARA UN SUEÑO HERIDO, de Carlos Ordenes Pincheira

Presentación del libro LLUVIA CELESTE PARA UN SUEÑO HERIDO
De CARLOS ORDENES PINCHEIRA
29 de junio 2006

Extensa es la obra literaria de Carlos 0rdenes Pincheira, desde 1962, año en que publica su primer libro “Grillos en el alma” hasta esta “Lluvia celeste para un sueño herido…” Se trata, sin lugar a dudas, de una trayectoria contundente:
- más de veinte títulos publicados, principalmente en el género poético.
- numerosos textos inéditos, que incluyen también cuentos y poemas infantiles.
- diversos poemas reunidos en plaquetas: “Milenaria ensoñación”, “En la espesura de un sueño inconcluso”, “Sobre los techos duermen las estrellas”, “Catorce rutas para un ángel torpe” (este último reúne sonetos escritos como Diego de la Noche.)

Su obra revela un auténtico compromiso con la poesía, de modo que - al decir de Roberto Bolaño- hace lo que el verdadero artista: pone sobre la mesa su vida. Allí, en la mesa de la literatura, a través de sus palabras, para que el lector pueda tomarlas, conmoverse y tal vez llegar a vislumbrar su alma.

No sólo de escribir sus propios textos se ha ocupado Carlos Ordenes Pincheira. La organización de numerosos recitales femeninos, así como la labor – a menudo ingrata- de antologar a nuestras escritoras, dan fe de sus esfuerzos por difundir aquellas voces femeninas de ayer y de hoy, las que durante mucho tiempo han sido cuestionadas en su capacidad creadora o simplemente ignoradas o no reconocidas como se merecen. Cercano está el recuerdo de Eliana Navarro y de Stella Díaz Varín, poetas de excelencia por las que el autor ha demostrado siempre genuina admiración.

Tuve el agrado y el privilegio de editar bajo el sello de Editorial Semejanza, entre otros libros del autor, su poemario “Brizna en la noche sobre el pasto”, galardonado con el Premio Enrique Gómez Correa año 2000. Debo decir que estos breves poemas se encuentran entre mis preferidos. Son versos que Rosa Cruchaga, gran poeta y académica de la lengua, califica de poemas joyas. En su opinión, Carlos Ordenes Pincheira alcanza en este libro su cima creativa.

Por mi parte, creo, sin temor a equivocarme, que en “Lluvia celeste para un sueño herido”, el autor no hace sino confirmar una vez más su gran talento literario, capaz de dar curso a una fina sensibilidad poética, entregándonos nuevos y originales poemas joyas.

Pero, vamos al libro. Hay que decir, en primer lugar que el autor mantiene aquí el lenguaje al que nos tiene acostumbrados: limpio, directo, ajeno a rebuscamientos, sin perder jamás el vigor de la palabra y la necesaria tensión poética que posibilita esa comunión entre autor y lector.
La primera parte, titulada Del anciano azul, contiene 17 poemas que nos llevan, como en un susurro, hacia el mar. Pero no es cualquier mar, es el mar del poeta, un mar donde, cito: “las olas construyen catedrales sobre las rocas”, “la noche se incendia entre peces y corales” y “un joven viento asediado por las olas/se suicida contra los roqueríos”. Hermosas y potentes imágenes para este anciano azul cruzado por la poética de la añoranza, el amor adormecido, sombras que vagan en la arena, la muerte, el olvido. Hay voces, sirenas perdidas en la niebla, ventiscas inquietantes, paisajes ebrios de gaviotas, fantasmas que maldicen, aves marinas y la noche: la noche crece, se hace trompo y gira sobre el corazón del poeta. Y ahí se nos revela: el poeta, solo, atrapado por ensoñaciones, creciendo sobre sus heridas, leyendo su poema sin fin sobre las rocas, mirando desde lejos su propia silueta inmóvil frente al mar.

En la segunda parte del libro (Lluvia celeste…), a lo largo de sus 31 composiciones, la mirada del poeta continúa plasmando una atmósfera de melancólica nostalgia en la cual se adivina la búsqueda de la propia identidad:
Busco mi faz verdadera, nos dice, ahora más próximo a las mudanzas de la tierra, la lluvia, las plantas, la risa de las hijas. Oigámosle:
miro caer el amor de los árboles;
esbozo una sonrisa
me escondo entre las sombras
para no verme tan desnudo


Pascal, en el siglo XVII, en sus famosos Pensamientos, nos decía: “que el Hombre se mire como perdido en esta esquina extraviada de la Naturaleza y que desde este pequeño calabozo donde se halla alojado, aprenda a estimar la tierra, los reinos, las ciudades y a sí mismo en su justo valor.”

Tal parece que el poeta hubiese escuchado las sabias palabras del filósofo. Carlos Ordenes Pincheira, desde el lugar en que la Naturaleza lo puso, desde un estado ciertamente incierto y a menudo frágil, se maravilla ante el mundo y hace lo que vino a hacer a esta tierra: entregarnos su canto.


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1 Comentarios:

A la/s 6:53 a. m., Blogger Diego de la Noche dijo...

Siempre agradezco y agradeceré a quienes han leído y comentado mi obra poética. De tal suerte que es el momento de saludar y agradecer a la poeta Ana María Vieira Vera por sus palabras bien intencionadas y sabias en esta excelente presentación de uno de mis libros.
Desde la actual distancia va mi mano con una flor de cielo para ella...

 

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