Presencia Literaria

Ha de fluir el verbo en la corriente del extenuado cuerpo que, al final de las vidas, siempre se abre hacia el mar: Sus olas de amor estremecidas

viernes, septiembre 29, 2006


Lectura poética en el VII Encuentro Internacional de Escritoras "Rosalía de Castro" en Galicia, mayo 2006
Ana María Vieira, de Chile, junto a poetas de Argentina y Perú.

ESCRITORAS CHILENAS EN GALICIA

ESCRITORAS CHILENAS EN GALICIA
por Ana María Vieira
(Artículo publicado en Revista SAFO Nº101, julio-agosto 2006)

Desde el 2 al 5 de mayo de 2006 se celebró en Baiona y Nigrán (Pontevedra, España) el VII Encuentro Internacional de Escritoras “Rosalía de Castro”, en torno al tema Mujer e identidad nacional, encuentro al que concurrimos cinco escritoras chilenas. Desde la carta-invitación que desde Vigo, España, enviara en enero su presidenta , Celia Vásquez García, pude vislumbrar lo que este acontecimiento sería desde el punto de vista organizativo y fraterno: “Estimada escritora y amiga:…esperamos contar con su presencia en Baiona, que podría ser el símbolo de la unión entre los pueblos de América y de España, ya que esta villa marinera pasó a los anales de la historia por ser su puerto el primero del Viejo Continente en conocer la existencia del Nuevo Mundo con la arribada de la carabela La Pinta. Y como estos encuentros entre escritoras se han celebrado hasta la fecha en diferentes países latinoamericanos, nos pareció excelente idea considerar a Baiona como puente cultural que se tiende desde España. Ahora son estos pueblos, encarnados en sus mujeres escritoras, los que nos devuelven la visita siendo ellas las embajadoras de la palabra. Con la esperanza de que usted sea una de ellas y que pueda participar y hacer más importante este Encuentro con su aportación intelectual, le saludamos afectuosamente y contamos con que nos presentará su nuevo libro.”
Imposible faltar a esta amable convocatoria. Había que hacer todos los esfuerzos posibles para llegar a España a vivir esos cinco días de reflexión, poesía, debate, amistad, en un marco natural e histórico que nunca imaginé tan hermoso.
Para informar mejor al lector, es ineludible cuantificar lo que fue este Encuentro: alrededor de 67 participantes de 16 países; siendo las delegaciones más numerosas las de EE.UU (14), México (13), Argentina (8), Perú (7), España (6), Chile (5), Canadá (4), Colombia, Bolivia, Venezuela y Puerto Rico (2) y Panamá, Ecuador, Japón e Italia (1)
El impecable desempeño de las autoridades y del Comité Organizador, en su mayoría académicas de la Universidad de Vigo, se hizo visible también en el desarrollo y coordinación de las 40 ponencias, 27 presentaciones de libros y 33 lecturas poéticas, sesiones que inevitablemente debieron funcionar en forma paralela durante los cinco días.. ¡Imposible asistir a todos!
Nuestro país tuvo una destacada participación: Cristina Larco Briceño, además de presentar su libro Es la tierra la que habla, estuvo presente en las lecturas itinerantes en colegios de la región; María Eugenia Berríos, presentó sus libros Senderos en el viento y Sendero entre las hojas, y la dramatización Diálogo con Gabriela Mistral; Dora Miranda Peña desarrolló su ponencia Gabriela Mistral, mujer, maestra, escritora; María de la Luz Maurel Willson participó en lectura de sus poemas y una interesante ponencia sobre La mujer y el contexto globalizador y Ana María Viera, autora de esta nota, dio lectura a su trilogía americana El muro transparente y presentó su más reciente libro de poemas: Por tan profundo.
Pero no son nuestras obras individuales lo que me mueve a escribir estas líneas .El haber tenido el privilegio de asistir al VII Encuentro Internacional de Escritoras, compartiendo la palabra y el pensamiento de creadoras tan distintas en un ambiente de real camaradería y respeto, me lleva a plantear algunas interrogantes que pueden ser un punto de partida para una reflexión en el futuro:

1.¿Qué tenemos que decir las mujeres chilenas sobre el tema de análisis propuesto en este Encuentro? ¿Podemos hablar de mujer e identidad nacional proyectando la voz literaria femenina como un rasgo diferenciable de otras voces en otras latitudes y, por tanto, susceptible de marcar una identidad propia? ¿Puede esta singularidad convertirse en una barrera más que en una instancia de apertura hacia otros pueblos y culturas que, a la larga, nos lleven a identificar una identidad más inclusiva y extensa? ¿Podemos concordar con nuestra querida amiga, la escritora argentina Cristina Ramallo, cuando nos dice: “la patria de la escritora es la palabra y la identidad es su poética. En ella se cobija y se expande según el instante que la encienda…Nos descubrimos tan fantásticamente disímiles, tan prodigiosamente semejantes, que en esta cara y dorso somos hermanas en la rima, pues…al fin los dones son…un puñado de espejos”

2. ¿Será posible abrir en nuestro país espacios de discusión y debate sobre temas de tan indiscutible interés como algunos de los que se plantearon en las cuarenta ponencias dadas a conocer en este Encuentro, o tal vez sobre otros temas afines propuestos por las mismas escritoras? ¿Si así fuera, ¿cómo materializar una iniciativa de este tipo?
Dejo planteada la inquietud, no sin antes mencionar sólo algunas de las ponencias desplegadas sobre la mesa:
-Poesía y derechos humanos. La violencia de género en México. Raquel Huerta-Nava
-Lenguaje e Identidad. Graciela Zolezzi, Argentina.
-Identidad y futuro de la literatura y poesía de nuestros pueblos. Lupe Inés Torres de Aguirre, Perú.
-Literatura femenina e identidad nacional. Blanca Elena Paz y Haydeé Vargas, Bolivia.
-Reflexiones sobre mujer, literatura y frontera. Elvira Ardalani, Estados Unidos.
-Más allá de la identidad nacional: Escritoras contemporáneas en la intercepción de identidades paralelas. Caridad Silva, Canadá.

Sobre estas materias y sobre las cinco Conferencias Plenarias que se realizaron durante el Encuentro, por ahora sólo quiero decir que fueron de excelentísimo nivel, verdaderas clases magistrales. Igualmente quedará para una futura nota la relevante figura de la poeta gallega homenajeada en este VII Encuentro: Rosalía de Castro, una mujer que supo alzar su canto con vigor y belleza a la vez, convirtiéndose, según sus críticos, en una voz discordante para su época, pero leal a su más íntima vocación.

NUEVO LIBRO DE JUANY ROJAS

LOS QUEHACERES DESLUMBRADOS DE JUANY ROJAS


Ana María Vieira
Septiembre, 2006




Me niego/a pervertir mis pechos/amamantar/rutinas secas, nos dice Juany Rojas en el epígrafe de su libro “Quehaceres”, galardonado con mención honrosa en el prestigioso concurso literario “Stella Corvalán”, año 2004. Ya desde esta breve frase introductoria la autora nos advierte de su rebeldía ante la posibilidad de convertir su vida en una serie de actos rutinarios, carentes de significado, ejecutados con la indiferencia y el automatismo tan propio de esta época en que la prisa, lo fugaz, el vértigo de imágenes que a diario nos golpea, parecieran despojar de sentido a los quehaceres más elementales del ser humano, haciendo así, poco a poco, desaparecer nuestros sueños. Esta temprana constatación nos lleva a abrir una primera línea de reflexión sobre su poética.
Revelación del sentido
Juany Rojas pareciera de alguna manera adherir –no sabemos si con plena conciencia o coincidentemente- a lo que Henry Miller una vez declaró con convicción: “Sé esto: que yo no haré nada por el sólo hecho de hacerlo, no me mostraré activo por el sólo hecho de desplegar actividad” Traduzco en código femenino, que tal es el código de esta poesía: no pervertiré mis pechos, no amamantaré rutinas secas. Y la poeta cumple su determinación. No alimentará aquello que no sea a la vez nutriente para la vida.
En efecto, las rutinas que la autora nos invita a conocer en este libro pueden serlo todo, menos secas. Son quehaceres fructíferos, actos maravillados –por muy simples o pequeños que parezcan- en los que palpita la vida y el desplazamiento pleno de libertad por las dimensiones de un tiempo pasado (que es añoranza, historia, biografía), presente (con su realidad ineludible) y futuro (con sus inquietantes incógnitas y aquella, su única certeza: la muerte).
Se trata de un “NO” rotundo a la indiferencia, que alguien calificó como “la mitad de la muerte”. Se trata de develar lo refulgente de cada momento de la vida, de cada sentimiento, de cada objeto: algo de lo que es capaz sólo quien logra tener la visión de reconocer esa dimensión de las cosas. En fin, se trata de redescubrir, en lo cotidiano, aquello que se asemeja a nuestra propia alma, reflejo de la interioridad del poeta. Desde allí, desde este punto de encuentro, que es también punto de partida, la autora se sumerge en un universo de pequeñas faenas domésticas, hurga en ellas, las inunda con una mirada nueva como quien busca en el fondo de un pozo, para extraer de allí toda la belleza y el sentido profundo y trascendente que contienen. Y las lanza al mundo.
No es tarea fácil. ¿Cómo lo hace? Una vez cosechados los frutos (objetos, actos), logra, a través de una suerte de malabarismo poético, llevar a cabo una extrapolación de carácter filosófico y metafísico y establecer conexiones, paralelos, semejanzas que dan cuenta de una mirada inteligente y reflexiva.
Porque así obra la poesía. Recordemos las palabras de Shelley: la poesía despierta y ensancha el espíritu por el sólo hecho de convertirlo en receptáculo de mil combinaciones de pensamiento, antes no percibidas. La poesía levanta el velo de la oculta hermosura del mundo y transforma los objetos familiares.
Al leer el poema de Juany Rojas “Apagar la luz”, sabemos, porque ella lo dice, que con un soplo o un suave presionar la poeta adormece los objetos. De igual forma, creo que ella, con el soplo de su palabra y el suave presionar de su inteligencia, hace también brotar la luz de los objetos.
Y a nosotros, afortunados lectores, entonces nos es dado asomarnos gozosamente a este nuevo mundo poético. Y el reconocimiento de lo que allí encontramos, nos lleva hacia un segundo ámbito de análisis de esta voz poética:

Escritura desde la mujer
Fina escritura es ésta para cantar lo profundo de aquellos oficios cotidianos tan propios de mujer: hacer el fuego, lavar, planchar, amasar, coser, zurcir, tejer, cocinar, ordenar la casa, amamantar, vitrinear. Y qué valor se precisa para asumir sin tapujos ni pudores una escritura “desde la mujer”, sin temor a ser objeto de burla o estigmatizada como poesía trivial o poco trascendente. Podría alguien -con aguda miopía- decir: “sólo son cosas de mujer”. Y sí. Son cosas de mujer que la sensibilidad poética de la autora ha llevado a aquel plano de profundo significado que señalábamos anteriormente .Un ejemplo: en el poema “Almidones” (¿alguien se imagina a un varón ejecutando el acto de almidonar?) la poeta nos lleva en forma sutil desde un acto antiguo y simple, ya casi extinguido, hasta una nueva recreación en que el acto se expande con nuevas connotaciones:
el nuevo arte de almidonarlo todo
de maquillar
estirar los cuerpos
disfrazar la vida
como si las huellas
de la risa
los duelos
partos y fracasos
fueran un estigma ajeno a los hombres…

O como en el poema La Cama:
mi cama/hacerla/para deshacerla/como la vida.

Y hay otros quehaceres:
Limpiar el vaho del espejo
resplandecer en la anchura de sus brazos

Y cuando nos cuenta sobre el amasar el pan, no es sólo eso, es la familia, la hija, la madre, el aprendizaje que se trasmite “desde el horno a la mesa/y desde una mujer a otra mujer”
Quehaceres femeninos éstos que, no por ello, pueden ser desvalorizados en tanto objeto y tema literario. La autora corre ese riesgo y hace oír su voz con veracidad, enalteciendo así modestas labores tan familiares y cercanas a nuestra condición de mujer.

Es posible descubrir muchas otras riquezas en esta poesía. Su entrañable identificación con la naturaleza queda de manifiesto en diversos poemas: Sembrar, Des-amparo, Podar, Ciclo, Uvas, Erotizar el jardín, Orégano y albahaca, etc. en los cuales hay una especie de simbiosis de lo natural con la condición humana. Así, por ejemplo “amigar” es sembrar el trigo/que en el tiempo/es tallo coronado de generosa espiga. Así también la fragilidad del árbol es la misma fragilidad de cada uno.
No está ajena esta poesía al tema de la muerte, ya sea desde las ventanas de un tren en el poema Viajar o notablemente abordado en el poema Pasar: últimamente/aturdida en pasajes bíblicos/golpeada de muertes/divago en este pasar tan breve/Sin armas/me dejo barrer/como todo/por el mismo viento. En el poema Cementerios, la poeta llega al fin, a pesar de sus reticencias, (pensé que la muerte era una puerta/sólo para la ausencia) a amigarse con la muerte.
Se hace necesario destacar, en este breve comentario, lo depurado de un lenguaje sin rebuscamientos, pleno de verdad, escritura que sin perder su sencillez, recurre a imágenes de gran belleza y originalidad. Así el acto de hacer el fuego equivale a anaranjar el calor, jugar con la hija es convertirse en ámbar que perfuma y amarilla y plantar un plumbago es erotizar el jardín. Y en el poema “Lavaza” parodiando a Rojas, preguntamos ¿qué es lo que lava Juany cuando lava? Y así nos responde: un vestido de sonrisa azul, un sostén con el deseo en el encaje.

Juany Rojas, te damos las gracias por este regalo poético y te pedimos, con tus propias palabras que persistas siempre en tu “obstinación por embellecer lo cotidiano”.

jueves, septiembre 28, 2006

LLUVIA CELESTE PARA UN SUEÑO HERIDO, de Carlos Ordenes Pincheira

Presentación del libro LLUVIA CELESTE PARA UN SUEÑO HERIDO
De CARLOS ORDENES PINCHEIRA
29 de junio 2006

Extensa es la obra literaria de Carlos 0rdenes Pincheira, desde 1962, año en que publica su primer libro “Grillos en el alma” hasta esta “Lluvia celeste para un sueño herido…” Se trata, sin lugar a dudas, de una trayectoria contundente:
- más de veinte títulos publicados, principalmente en el género poético.
- numerosos textos inéditos, que incluyen también cuentos y poemas infantiles.
- diversos poemas reunidos en plaquetas: “Milenaria ensoñación”, “En la espesura de un sueño inconcluso”, “Sobre los techos duermen las estrellas”, “Catorce rutas para un ángel torpe” (este último reúne sonetos escritos como Diego de la Noche.)

Su obra revela un auténtico compromiso con la poesía, de modo que - al decir de Roberto Bolaño- hace lo que el verdadero artista: pone sobre la mesa su vida. Allí, en la mesa de la literatura, a través de sus palabras, para que el lector pueda tomarlas, conmoverse y tal vez llegar a vislumbrar su alma.

No sólo de escribir sus propios textos se ha ocupado Carlos Ordenes Pincheira. La organización de numerosos recitales femeninos, así como la labor – a menudo ingrata- de antologar a nuestras escritoras, dan fe de sus esfuerzos por difundir aquellas voces femeninas de ayer y de hoy, las que durante mucho tiempo han sido cuestionadas en su capacidad creadora o simplemente ignoradas o no reconocidas como se merecen. Cercano está el recuerdo de Eliana Navarro y de Stella Díaz Varín, poetas de excelencia por las que el autor ha demostrado siempre genuina admiración.

Tuve el agrado y el privilegio de editar bajo el sello de Editorial Semejanza, entre otros libros del autor, su poemario “Brizna en la noche sobre el pasto”, galardonado con el Premio Enrique Gómez Correa año 2000. Debo decir que estos breves poemas se encuentran entre mis preferidos. Son versos que Rosa Cruchaga, gran poeta y académica de la lengua, califica de poemas joyas. En su opinión, Carlos Ordenes Pincheira alcanza en este libro su cima creativa.

Por mi parte, creo, sin temor a equivocarme, que en “Lluvia celeste para un sueño herido”, el autor no hace sino confirmar una vez más su gran talento literario, capaz de dar curso a una fina sensibilidad poética, entregándonos nuevos y originales poemas joyas.

Pero, vamos al libro. Hay que decir, en primer lugar que el autor mantiene aquí el lenguaje al que nos tiene acostumbrados: limpio, directo, ajeno a rebuscamientos, sin perder jamás el vigor de la palabra y la necesaria tensión poética que posibilita esa comunión entre autor y lector.
La primera parte, titulada Del anciano azul, contiene 17 poemas que nos llevan, como en un susurro, hacia el mar. Pero no es cualquier mar, es el mar del poeta, un mar donde, cito: “las olas construyen catedrales sobre las rocas”, “la noche se incendia entre peces y corales” y “un joven viento asediado por las olas/se suicida contra los roqueríos”. Hermosas y potentes imágenes para este anciano azul cruzado por la poética de la añoranza, el amor adormecido, sombras que vagan en la arena, la muerte, el olvido. Hay voces, sirenas perdidas en la niebla, ventiscas inquietantes, paisajes ebrios de gaviotas, fantasmas que maldicen, aves marinas y la noche: la noche crece, se hace trompo y gira sobre el corazón del poeta. Y ahí se nos revela: el poeta, solo, atrapado por ensoñaciones, creciendo sobre sus heridas, leyendo su poema sin fin sobre las rocas, mirando desde lejos su propia silueta inmóvil frente al mar.

En la segunda parte del libro (Lluvia celeste…), a lo largo de sus 31 composiciones, la mirada del poeta continúa plasmando una atmósfera de melancólica nostalgia en la cual se adivina la búsqueda de la propia identidad:
Busco mi faz verdadera, nos dice, ahora más próximo a las mudanzas de la tierra, la lluvia, las plantas, la risa de las hijas. Oigámosle:
miro caer el amor de los árboles;
esbozo una sonrisa
me escondo entre las sombras
para no verme tan desnudo


Pascal, en el siglo XVII, en sus famosos Pensamientos, nos decía: “que el Hombre se mire como perdido en esta esquina extraviada de la Naturaleza y que desde este pequeño calabozo donde se halla alojado, aprenda a estimar la tierra, los reinos, las ciudades y a sí mismo en su justo valor.”

Tal parece que el poeta hubiese escuchado las sabias palabras del filósofo. Carlos Ordenes Pincheira, desde el lugar en que la Naturaleza lo puso, desde un estado ciertamente incierto y a menudo frágil, se maravilla ante el mundo y hace lo que vino a hacer a esta tierra: entregarnos su canto.


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domingo, septiembre 17, 2006

Presencia de Oscar Vera en la cultura chilena

Continúo estas líneas recordando las palabras que el destacado maestro Roberto Munizaga -de quien tuve el privilegio de ser su alumna en la Universidad de Chile- expresara en homenaje a Oscar Vera Lamperein haciéndome eco de su creencia en la importancia que tiene para los pueblos y las sociedades mantener vivo el recuerdo y la memoria de quienes han sido modelos vitales, ejemplos de excelencia y realización de valores éticos.
En dicho homenaje, Munizaga nos señala que a comienzos de 1927, siendo aún muy joven, Oscar Vera se inicia como profesor en la lejana isla de Chiloé. Allí escribió su notable tesis "Anatole France, crítico", en cuyo Prefacio nos dice: He comenzado este trabajo en Ancud, en una isla admirablemente verde que el espectáculo del mar -cuya soledad provoca en las almas ideas saludables y sencillas- hace propicia a las "silenciosas orgías de la meditación"
Al escribir estas palabras, Oscar Vera tenía apenas 17 años. De ahí en adelante su carrera fue desarrollándose en forma fecunda en el campo de la educación, sin olvidar jamás de los problemas sociales y culturales de su época. Es mucho lo que podríamos decir sobre su aporte a la enseñanza de nuestro país.
Como sobrina de Oscar Vera sólo intento a través de estas páginas, sin ninguna pretensión, compartir un tributo familiar que hoy quiere destacar la huella de un gran educador en el campo de la literatura. Y un breve recorrido por este camino nos lleva a otras obras: en 1933 publica, en colaboración con Isaac Edelstein, una notable "Antología de autores franceses"; tradujo "Los sistemas filosóficos" de André Cresson, así como el interesante libro de Paul Louis "Ideas esenciales del socialismo". Munizaga continúa contándonos sobre Oscar Vera: por esos mismos años acometió también la empresa de traducir algunas incitantes producciones del novelista André Malraux cuya obra literaria, de profundas resonancias metafísicas y éticas, tiende esencialmente a expresar cual puede ser la actitud del hobre frente al absurdo de su destino, ante la perspeciva ineluctable de la muerte. Fue así como tradujo primero "La Condición Humana", de Malraux que se desarrolla en el mundo alucinante de las revoluciones chinas y, más tarde, "El Tiempo del Desprecio", una descripción igualmente pavorosa de las místicas y prácticas totalitarias. En ambos casos su traducción al español es magnífica.
Pero su esfuerzo en esa línea de trabajos culmina en una verdadera iniciativa de creación: la extraordinaria conferencia que dictara, hacia 1940 , en el salón de Honor de la universidad de Chile. Versaba sobre Paúl Valery y su tema central fue la lectura y explicación del famoso poema "El cementerio marino", cuya traducción al español él ya había publicado, hacia 1933, en la revista Atenea. Ahora biem, Paul Valéry, profundo pensador y altísimo poeta -filósofo de la poesía y poeta de la filosofía- oscuro ya en su propia lengua vernácula, es uno de los autores más difíciles de ser traducidos. La esencia de su poesía, que él ha definido en admirable fórmula como una "prolongada vacilación entre el sonido y el sentido", se expresa en un sistema de aliteraciones, elipses y juegos de metáforas que hacen de su traducción, una verdadera proeza intelectual.
Cito al propio Valéry: "Mis versos tienen el sentido que se les preste. El que yo les doy no se ajusta sino a mí y no es oponible al de nadie. Es un error contrario a la naturaleza de la poesía y que hasta puede serle mortal el pretender que a todo poema corresponda un verdadero sentido, único y conforme o idéntico a algún pensamiento del autor.
Hoy hemos hablado de la presencia literaria de Oscar Vera. Tal vez escapando un poco del marco de este espacio, más adelante podremos referirnos a su impronta en otros ámbitos, particularmente a lo que Munizaga llama los 5 grandes frentes de batalla de Oscar Vera.

sábado, septiembre 16, 2006

Páginas deslumbradas(sobre Oscar Vera Lamperein

Oscar Vera Lamperein, hermano de mi madre, nacido en Quepe, Profesor de Francés y Filosofía en varios Liceos, Jefe de la Misión de Profesores Chilenos contratados por el Gobierno de Venezuela para la reforma de la educación, Profesor de Sociología, Psicología Social y Filosofía de la Educación en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, Jefe de la División Latinoamericana del Departamento de Educación de la UNESCO, tiene numerosas publicaciones,artículos, ensayos acerca de crítica literaria, sicología, educación, sociología, etc. En todos sus trabajos va precisando con profundidad su pensamiento pedagógico y su fe en la democracia.
Sobre él, Jorge Millas escribió: ...hay voces que cuando callan, de hecho faltan. El silencio que les sigue realmente existe para quienes aún en la algarada las escuchaban, y en su virtud activaban el pensamiento y orientaban la acción. En este sentido, la de Oscar Vera es una voz cuyo silencio repentino a muchos nos alcanza y afecta al país mismo en sus actuales vicisitudes...
Fue un ejemplo para nuestra familia, también fue quien me motivó para elegir la carrera de Sociología al salir del Liceo (Darío Salas). Si bien es cierto que su labor como escritor fue más bien reducida, tal vez por haber privilegiado la acción y ejecución de proyectos, siempre reveló un gran interés por la literatura . Algunos de sus escritos fueron recopilados por la familia en un libro titulado "Educación y Democracia".
Se incluye en él la excelente traducción desde le francés que hiciera de dos grandes poemas de Paul Valery: El Cementerio Marino y La Joven Parca.
Del primero compartiremos un breve fragmento del comienzo y la estrofa final del poema:

Este tranquilo techo de palomas
entre pinos palpita, y entre tumbas;
¡allí justo el sol irisa con sus fuegos
el mar, el mar que siempre recomienza!
¡Recompensa después de un pensamiento
es contemplar la calma de los dioses!

...
¡Hay que intentar vivir!...¡El viento se alza!
¡Abre y cierra mi libro el aire inmenso
y la ola en polvo de las rocas brota!
¡Páginas deslumbradas, id al viento!
¡Romped, olas! ¡Romped, aguas gozosas
este tranquilo techo de los foques!

viernes, septiembre 15, 2006

De las Décimas de Violeta Parra

Aquí un breve fragmento de las Décimas de Violeta Parra, esa autobiografía en verso que nos lleva a repensar la estrecha relación entre vida y obra.

De XLVI

Cuando murió mi taitita
fue un día de gran quebranto;
asómate, pues, en llanto
dice mi pobre mamita.
Con emoción infinita
quedé clavada en la puerta,
al ver sus pupilas muertas
y sus penosos ronquidos
sin palabra y sin sentido
y con su boca entreabierta.

Fue tan crecida la pena,
tan grande la confusión
que en todo mi corazón
se reventaron las venas...
...El vecindario se apiña
camino del cementerio.
lo llevan al cautiverio
de la prisión terrenal,
lo van a depositar
en el jardín del silencio...

Adriana Salcedo, palabra en movimiento

Con pluma ágil y sencilla, la voz de Adriana Salcedo se eleva -plena de humanidad- por sobre un tiempo marcado por el dolor y la desesperanza. Adriana, en la solapa de su libro "Padre mío" (cinco relatos y una novela breve) se presenta así: Nací en Santiago de Chile al entrar la primavera. Crecí en una época dura para mi patria, la gente caminaba en silencio, vivía con temor. Soy bailarina de ballet desde siempre; he caminado en la vida bailando, danzando, profesión que amo.
Sobre estos relatos ha dicho Volodia Teitelbom: "...el lector que comience a leer este texto espero que llegará hasta la última página. Pues la trama del relato desenvuelve la vida entretejida por la emoción de la existencia "contada tal cual es" por una sensibilidad que no quiere callar lo sentido y lo llorado."
Danza y palabra, palabra en movimiento, nexos entre dos manifestaciones artísticas distintas pero unidas por el lazo invisible de la belleza. Nuevamente Volodia: "Se trata de una artista de ballet que también pone a bailar sus sueños. No busca encendidos elogios a la caída del telón, sino decir con frescura lo que siente, esa mezcla de desilusión y esperanza que empapa a un ser cruzado por el siglo, por la época ruda que le toca enfrentar.
Volveremos sobre este tema

jueves, septiembre 14, 2006

Bienvenidos

Son diversos los temas que me gustaría abordar aquí; para comenzar diré que mi interés principal es el de compartir la belleza de la poesía y la narrativa de mis autores preferidos, reflexionar sobre su obra, intentar descubrir las conexiones entre creación literaria y vida, entre la palabra y el mundo en el cual el escritor está inserto, entre el acto creativo y la cultura en sus más diversas expresiones: música, pintura, artes visuales, etc. Puede parecer un propósito algo ambicioso, pero creo que obedece al deseo de dar forma a temas sobre los cuales he venido reflexionando desde hace algún tiempo y que requieren encontrar un cauce.